LA CASA DE LOS TUBOS
- rompiendomitosofic
- 23 mar 2018
- 2 Min. de lectura
Por: Natasha García
Terrorífica, inexplicable y llamativa, muchos ciudadanos así describen la historia de los años 70 en la cual se habla de la terrible muerte de una pequeña en silla de ruedas.
La casa de los tubos ubicada en la colonia Contry no se terminó de construir, quedó en obra negra por los motivos macabros que pasaron hace unos años. Contaba con extraña apariencia de forma de cilíndros y rampas y recámaras con simetrías diferentes que a cualquier casa de la ciudad.
Durante varios años la propiedad quedó cercada prohibiendo el paso al público, sin embargo, esto no fue impedimento para que personas acudieran ilegalmente a la propiedad tratando de comprobar lo que se había estado diciendo, los lamentos de la menor fallecida eran fácil de escuchar por la noche.
La casa se decidió construir con las similitudes de tubos para que la pequeña pudiera trasladarse con facilidad a donde quisiera ya que no podía caminar y contaba con silla de ruedas.
Antes de concluir la obra para poder habitar la casa, la familia fue a echar un vistazo a la construcción, ver que más podían ordenar, mientras los padres charlaban con el encargado, la niña paseaba por los pasillos hasta que llegó al balcón más grande, aquel tenía la mejor vista hacia la ciudad, cuando todo parecía tranquilidad los padres y jefe de construcción escucharon un golpe fuerte, frío y estremecedor, la menor había caído por el ventanal más grande de la casa.
Entre llantos, gritos y miedo, bajaron a observar qué había ocurrido, gran sorpresa, gran tragedia, silla de ruedas destrozada, carne al rojo vivo por todos lados, parecía ser una explosión sin explicación alguna.
Rotos con el accidente y perder a la persona que más amaban en la vida, los padres dejaron la ciudad, nadie supo nada de ellos, la obra se suspendió, quedó una casa abandonada con terrible historia y un espíritu lamentándose a lo largo de los días.
En el 2017, la casa fue vendida y actualmente se encuentra en remodelación, la leyenda y la muerte no fueron impedimento para que la propiedad tuviera un dueño más, luego de casi 50 años de estar en completo abandono.

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