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El crimen de la casa de Aramberri

  • Foto del escritor: rompiendomitosofic
    rompiendomitosofic
  • 29 abr 2018
  • 2 Min. de lectura


Sin duda alguna una de las historias más escalofriantes que sacuden al municipio de Monterrey, es la que concierne al crimen cometido en una casa ubicada en la calle Aramberri.

Por 6 décadas, esta leyenda a inflamado la mente y la imaginación de los regiomontanos con relatos paranormales y sucesos sin explicación.

Los hechos detrás del terror

5 de abril de 1933: la casa ubicada en la dirección 1026 de la calle José Silvestre Aramberri se erigía orgullosa, símbolo de opulencia y de poder. En el hogar vivía la rica familia Lozano Montemayor.

Se cree que la supuesta afluencia de dinero de la familia fue el motivo del crimen, pues se rumoreaba que la familia guardaba en el lugar un cofre con monedas de metales preciosos.

Estando fuera del hogar el jefe de familia, un grupo de delincuentes penetró en la casa y asesinó a la madre, Florinda Montemayor, y a su hija, Antonia Lozano, para luego huir con las pertenencias.

Las autoridades quedaron asombradas por el salvajismo del crimen cometido.

Sospechas entre familia

Luego de que se investigara la escena del crimen, las autoridades concluyeron que la puerta de entrada no había sido forzada y que las infortunadas mujeres habían franqueado el acceso a sus agresores, dando razones suficientes para creer que los asesinos eran familiares de las mujeres.

Una de las pistas más características del crimen fue que la mascota de la familia, un loro, repetía incansablemente "No me mates, Gabriel".

La policía no hizo oídos sordos a esta pista y se ordenó inmediatamente una intensa búsqueda del mencionado Gabriel entre los conocidos de la familia.

Para sorpresa de los involucrados, el responsable resultó ser el sobrino de Florinda, quien además fue detenido con gran parte del material robado.

El joven y los otros dos secuaces, murieron en un intento de huida. Se rumora que este acto fue parte de una venganza ordenada por el señor Lozano, padre y esposo de las mujeres asesinadas.

Pánico en la calle Aramberri

Aunque el crimen con el tiempo fue borrándose de la memoria de los regios, los vecinos del hogar comenzaron a notar sucesos paranormales.

En primer lugar, gritos y lamentos de dolor comenzaron a escucharse por las noches, y la explicación fue clara: los espíritus de las mujeres asesinadas no consiguen descansar en paz.

Por otra parte, personas vinculadas a la brujería y al satanismo buscaban introducirse en la casa para llevar a cabo ritos y sacrificios de animales, por lo que las puertas y ventanas de la casa debieron ser selladas y enrejadas para evitar intromisiones.

Hay incluso reportes no confirmados de un segundo asesinato.

Hoy en día la casa Aramberri permanece cerrada y tapiada, pero a causa de su pasado trágico y de la leyenda que la rodea, tampoco puede descansar en paz.

 
 
 

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